Pedro: Como ya te conté, nos preparamos para formar una familia. Antes de que Paulina llegara, me entrené en el arte de la comunicación, pues de eso dependía poderme acercar a ella y establecer el vínculo. Ah, pero no piensen que solo me entrené en los sonidos y la palabra, también practiqué mucho mi comunicación no verbal. ¿Cómo se fijaría en mis intenciones si no expreso mis sentimientos y emociones con mis gestos y movimientos? Para nosotros los pingüinos y para muchos seres del reino animal (incluido el hombre), es vital comunicarnos de múltiples formas, una de ellas es a través de gestos, movimientos, gruñidos, etc. Con Paulina nos entendemos, pues para la crianza de nuestros hijos tenemos que estar en permanente comunicación, así ellos crecerán en un ambiente armónico y feliz. La buena comunicación es, para nosotros, la clave del equilibrio familiar: evita malentendidos, permite ser empáticos y asegura el entendimiento entre todos los miembros de la familia. Ahora bien, nuestros hijos también aprenden de nosotros, somos modelo de vida para ellos, pues muchas veces asimilan las cosas sin que digamos una sola palabra; aprenden de nuestras acciones, actitudes, gestos y emociones. ¿Sabes tú cuál es el impacto que tiene una buena comunicación en el éxito y estabilidad familiar? De hecho, ¿sabes qué es la comunicación familiar?

Nuevamente, te invitamos a vivir las siguientes experiencias, para eso da clic en el primer momento y luego paso a paso avanza y desarrolla tus habilidades para la comunicación familiar:

Pedro: Estaba viendo fotos y, mientras las veía, fue inevitable no recordar aquellos meses durante los cuales empollaba nuestro huevo. Recuerdo cuánto me esforcé por cuidar a Pipe manteniéndolo y protegiéndolo entre mis patas, aún dentro de su cascarón. Sí, fue hace ya varios meses, pero aún tengo en la memoria aquellas palabras que le repetía todos los días. Le daba tranquilidad, pues yo sé que él sentía mi preocupación ante tanta adversidad. Le contaba muchas historias y, a diario, le decía todas esas ideas que siempre le he querido expresar: un gran pingüino serás, por tus grandes valores te distinguirán y recuerda que, al nacer, tu objetivo en la vida será trabajar por tu felicidad. Algunos me decían ¡que locura, de dónde tanta ingenuidad! Tu cría no te escucha, mejor vete a nadar. Pero así como a Pipe yo le hablaba, solía repetirme a mí mismo, cada esfuerzo vale la pena y por encima de los problemas nuestro amor prevalecerá.

Fueron momentos duros y aunque tuve que soportar fuertes vientos, hambre y un poco de soledad tuve la fortaleza de aguantar, persistir y empeñar todo mi aliento. Sé que muchos se preguntarán: ¿Cómo hizo Pedro para soportar tan duros momentos? Y con alegría les puedo decir que aprendí, cada día, a regular un poco más mis emociones y pensamientos. Así esperé con calma y paciencia hasta poder ver, con toda emoción, que de ese huevo nacería el ser al que le daré todo mi cuidado y amor.

Por lo anterior, me atrevo a decir que has llegado a una de las subestaciones más importantes para cuidarnos en familia. Vamos a trabajar la autorregulación. Ten en cuenta que autorregularse implica el desarrollo de habilidades que impulsan el cambio en el propio comportamiento y que permiten solucionar problemas de forma independiente al entorno social que apoya la crianza y las relaciones familiares (Sanders, 2008).

Recorre y vive los diferentes momentos, aprende con tu grupo sobre este aspecto que te ayudará a consolidar habilidades para crecer como familia. Comienza en el primer momento.