Introducción
Bienvenidos!
Este módulo le dará herramientas para realizar su labor en la Secretaría de Educación, orientar los establecimientos educativos y alentar procesos de toma de conciencia en las comunidades educativas que se encuentran en su entidad territorial. Una educación para todos solo es posible si la hacemos entre todos. Comprenderá, además, el rol de la Secretaría de Educación en la organización administrativa, técnica y pedagógica al momento de implementar una oferta educativa que respete la diversidad de niños, niñas y adolescentes. Finalmente, identificará los tipos de barreras que pueden limitar el aprendizaje, su desarrollo y la participación, así como la forma de eliminarlas.
Para conocer los temas a abordar en el módulo, pueden revisar la siguiente pieza gráfica
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Les invitamos a ver el siguiente video:
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Orientaciones y fundamentos
En este documento se profundizará sobre algunos aspectos relacionados con el plan de trabajo para este módulo 1. Lea detenidamente el siguiente documento.
Tema 1. Toma de conciencia: cambio de imaginarios, actitudes y comportamientos
Objetivo:
Comprender la importancia que tiene la Toma de Conciencia en la transformación de imaginarios, actitudes y comportamientos y por ende en los cambios del contexto.
Subtema 1.1. ¿Qué es la toma de conciencia? ¿Por qué es tan importante?
Objetivo:
Generar cambios hacia actitudes que no discriminen a las personas con discapacidad y creen conciencia acerca del rol que cumplen como parte integral de la sociedad.
Presentación:
Estimado funcionario, queremos iniciar por la siguiente pregunta: ¿Todos los estudiantes viven igual, bajo las mismas circunstancias y condiciones, dentro de las mismas familias, con los mismos gustos, talentos, motivaciones e intereses?, ¿ todos aprenden lo mismo y de la misma manera?, ¿hablan, sienten, piensan, leen, calculan, cantan, bailan, caminan, corren, duermen y comen igual?, ¿todos responden igual a lo mismo?, ¿todos participan en lo mismo y de la misma manera?
Pues bien, cuando la educación emplea una sola forma de enseñanza, deja por fuera múltiples formas de aprendizaje. Claramente, todos nos parecemos en que todos somos distintos.
¿Qué es la toma de conciencia?
La toma de conciencia, como está planteada en el mandato de la Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, es un conjunto de acciones encaminadas a que las personas y las instituciones de los países que han pactado su cumplimiento, modifiquen estructuras de pensamiento y de comportamiento sobre la percepción de las personas con discapacidad, su rol en la sociedad, su posibilidad de disfrutar plenamente de todas las oportunidades que ofrecen las sociedades a las que pertenecen, y la afirmación efectiva de su pertenencia a esas sociedades, lo que implica un activo papel en las decisiones de esas comunidades humanas, teniendo como fundamento un papel autónomo en su propio plan de vida (Ley 1346, art. 8).
¿Por qué hablar de toma de conciencia para avanzar hacia la inclusión y equidad en la educación de personas con discapacidad?
La toma de Conciencia hace posible que todas las personas de las comunidades educativas que han iniciado una apuesta por la inclusión en su práctica educativa se vean movidas en su interior, cuestionadas y confrontadas en sus propias percepciones sobre el tema. Se pretende un cambio de actitud que rompa con prácticas culturales y sociales, no siempre conscientes, pero que se actualizan en actitudes que, desde el prejuicio o la ignorancia, tienen como efecto la exclusión y la discriminación.
En otras palabras, la toma de conciencia es importante porque brinda un aporte formativo a los esfuerzos de la institución por generar una cultura que promueva principios y valores que favorezcan el reconocimiento de la diversidad y hagan posible la verdadera inclusión, a nivel de convivencia y participación de las personas sin importar su condición social.
Tomar conciencia de la diversidad y la necesidad de responder adecuadamente a ella es la clave para la educación inclusiva o, lo que es lo mismo, para construir una sociedad inclusiva, en la que todos reciben lo mejor de todos y aportan lo mejor de sí mismos para todos.
Si todas las secretarías de educación implementan estos talleres en diferentes espacios, lograremos dar un paso hacia la construcción de una cultura inclusiva, para que más personas puedan formar parte de un sistema educativo incluyente y se acerquen cada vez más a sus sueños.
Subtema 1.2. ¿Cómo se lleva a cabo un proceso de toma de conciencia?
Bienvenido a este segundo subtema donde veremos cómo se lleva a cabo un proceso de toma de conciencia. La meta es que usted replique esta información con sus colegas en la secretaría de educación y que pueda poner en práctica lo aprendido.
Objetivo:
Dar a conocer herramientas para implementar un proceso de toma de conciencia en la Secretaría de Educación.
¿Qué debemos tener en cuenta?
Llevar a cabo un proceso de toma de conciencia, implica el desarrollo de ejercicios con familias, docentes, estudiantes y personal administrativo y directivo; partiendo de la unión de 3 procesos: adquirir conocimientos, desarrollar actividades y elegir unas actitudes convenientes con la labor. Partiendo de allí, se desarrollan ejercicios que buscan el cambio de actitudes, imaginarios y comportamientos.
Cuando se pretende desarrollar estas acciones hay que tener muy claro que no se trata de un asunto de un actor de la secretaría, en muchos se asume que es el encargado de “inclusión” el que tiene que interiorizar los conceptos, cambiar los imaginarios y por ende las prácticas. Se trata más bien de poder involucrar a todas las dependencias. Solo cuando todos los funcionarios tomen conciencia de lo que significa y requiere una educación inclusiva se puede decir que la secretaría ha dado el primer paso para el cambio que se pretende.
En los anexos de este módulo podrá encontrar actividades encaminadas a lograr este objetivo, no solo con sus colegas sino con los establecimientos educativos que usted acompaña.
Estimado usuario, como fortalecimiento de conceptos y saberes se presenta la siguiente actividad acerca del reconocimiento de la presencia de modelos en las actuales normativas mundiales y nacionales.
Estimado participante, a continuación encontrará un ejercicio interactivo de ubicación de piezas para identificar y superar imaginarios frecuentes sobre las personas con discapacidad y su educación desde la perspectiva de derechos y enfoque diferencial.
Para ello necesitará:
Leer de la página 34 a la 41 del «documento de orientaciones técnicas, administrativas y pedagógicas sobre la atención educativa para personas con discapacidad en el marco de la educación inclusiva», que encontrara en el siguiente enlace: https://www.mineducacion.gov.co/1759/articles-360293_foto_portada.pdf
A partir de la lectura, usted deberá asociar cada uno de los planteamientos hechos desde la perspectiva de derechos y el enfoque diferencial con el imaginario de la columna de la derecha que pretende transformar. Seleccione la letra correspondiente (A-H) en cada casilla.
Ejercicio Bitácora de reflexiones:
“Imaginarios en el territorio”
Tomando como referencia el apartado 1.5 del capítulo 1 del documento de «orientaciones técnicas, administrativas y pedagógicas sobre la atención educativa para personas con discapacidad en el marco de la educación inclusiva», en el siguiente enlace: https://www.mineducacion.gov.co/1759/articles-360293_foto_portada.pdf
Le invitamos a reflexionar acerca de su opinión sobre los siguientes interrogantes:
- ¿Cuáles de esos imaginarios dominan en el territorio?
- ¿Qué ha hecho la Secretaría de Educación para modificarlos?
Tema 2. Identificando facilitadores y eliminando barreras
Subtema 2.1. ¿Cómo identificar los facilitadores y eliminar las barreras en el contexto de la Secretaría de Educación?
“Las actitudes son la prueba de que una persona en realidad cree en lo que dice creer y que vive eso que afirma que son sus valores o principios” (Celemin, J; Martínez, D; Vargas, C; Bedoya, M; Angel, C. 2016). En este sentido, y manteniendo el hilo conductor con los subtemas previos, los contenidos a abordar en este tema, invitan a reforzar las reflexiones que se vienen haciendo desde el momento inicial de toma de conciencia, buscando que se pueda avanzar en el cierre de brechas conceptuales y actitudinales -de carácter personal, colectivo e institucional como Secretaría de Educación- que marcan la manera de direccionar el curso que debe seguir el proceso de educación inclusiva en un municipio o departamento, impactando de manera directa el quehacer de los establecimientos educativos y por consiguiente de las comunidades educativas que convergen en ellos.
Objetivo:
Brindar herramientas conceptuales que conlleven a un ejercicio práctico de reflexión individual, colectiva e institucional para identificar barreras y facilitadores que impiden o promueven la permanencia de los estudiantes con discapacidad en el marco de la educación inclusiva para trayectorias educativas completas.
Subtema 2.2. ¿Cómo identificar los facilitadores y eliminar las barreras en el contexto educativo?
Estimado funcionario, vamos a iniciar con la definición de barreras, y cómo estas intervienen al momento de hablar de inclusión y equidad
Identificación de barreras: Un primer paso para eliminarlas
La inclusión exige la identificación y la eliminación de barreras que impiden la participación y el libre desarrollo de todos los miembros de la comunidad educativa. El concepto de barreras se toma de Booth y O’Connor (2012) y Marulanda y cols. (2013), quienes las definen como “todas aquellas limitaciones del sistema educativo que impiden el aprendizaje y la participación de los estudiantes y que, por tanto, no permiten ni fomentan una educación de calidad” (pp. 15 y ss.). Las barreras pueden ser de diversos tipos. Se distinguen dos, principalmente:
Barreras relacionadas con el desconocimiento de las necesidades y los requerimientos de los estudiantes. Estas se vinculan con las dificultades de los docentes para enseñar a estudiantes con discapacidad, porque no saben del tema y desconocen cómo apoyar los procesos de aprendizaje en el marco de la diversidad.
Barreras actitudinales, o relacionadas con falsas creencias sobre la discapacidad. Comprenden las actitudes de segregación y marginación a los estudiantes con discapacidad que provienen de ideas erróneas sobre cómo debe darse su proceso educativo. También están ancladas en concepciones equivocadas sobre lo que es la discapacidad.
El Ministerio de Educación, en la Guía para implementación del Decreto 1421 del 2017, resalta la necesidad de identificar las dificultades, barreras y obstáculos que se han presentado y que han impedido, en mayor o menor medida, el desarrollo en la ETC de medidas de acción afirmativa, ajustes razonables o medidas de diseño universal y que han terminado por excluir o segregar a los estudiantes con discapacidades, por ejemplo:
- Barreras actitudinales en servidores, docentes, padres y madres de familia, profesionales de la salud, estudiantes con y sin discapacidad.
- Desconocimiento de la educación inclusiva y de su pertinencia en la oferta y atención a personas con discapacidad.
- Barreras físicas o arquitectónicas presentes en la ETC, presentes en las instituciones educativas y en las mismas personas con discapacidad y otros estudiantes sin discapacidad.
- Barreras comunicativas para acceder a la información o la comunicación.
- Otras barreras sociales.
Ejemplos de imaginarios que generan barreras actitudinales:
- Todas las niñas, niños, y adolescentes con discapacidad requieren de los mismos apoyos y ajustes.
- La niña, niño o adolescente con discapacidad no aprende.
- Las personas con discapacidad no tienen la capacidad para tomar decisiones sobre su vida.
- Las personas con discapacidad no avanzan en su proceso de enseñanza – aprendizaje y por tanto no pueden ser promovidas.
Por otro lado, tenemos facilitadores que ayudan a la eliminación de dichas barreras. ¿Cuáles son?
Facilitadores para la eliminación de barreras
“Desde el sistema educativo colombiano, creemos que un cambio de perspectiva en todos y cada uno de los actores que participan en los procesos de atención educativa a los estudiantes con discapacidad, constituirá un paso fundamental hacia el país que queremos. Necesitamos una escuela centrada en el estudiante, en sus fortalezas, habilidades y potenciales; alejarnos de la carencia y el déficit para acercarnos a la persona” (MEN 2017).
Conforme con esta premisa, el MEN en el Documento de Orientaciones técnicas, administrativas y pedagógicas para la atención educativa a estudiantes con discapacidad en el marco de la educación inclusiva (2017), establece que en el abordaje pedagógico de los estudiantes con discapacidad, deben seleccionarse estrategias para hacer adaptaciones a las metas de aprendizaje, generando los apoyos que se considere pertinente diseñar e implementar, de modo que el estudiante se encuentre en igualdad de condiciones para desarrollarse plenamente en el ámbito escolar.
El citado documento define apoyo como todos aquellos ajustes, adaptaciones, flexibilizaciones, entre otros, que contribuyen a que un estudiante con una limitación o dificultad particular cuente con los recursos y las herramientas para acceder a aquellas oportunidades que le permitirán participar y aprender, en el marco de una educación de calidad, acorde con su edad, escolaridad y entorno cultural. Los apoyos contribuyen a que los individuos aumenten su independencia y autonomía, “así como su productividad e integración en la comunidad” (Verdugo, 2002, p. 547; Luckasson y cols., 1992).
De acuerdo con Luckasson y cols. (1992), Verdugo (2002), Verdugo y Gutiérrez (2009), Deutsch (2003) y Grau (2005), los apoyos pueden clasificarse de diversos modos, conforme a las fuentes de donde provengan, su intensidad, duración y funciones. De esta manera, los apoyos pueden provenir de distintas fuentes, así:
De uno mismo (de las habilidades o el conocimiento que uno posee).
De otras personas (familiares, amigos, maestros).
De sistemas aumentativos o alternativos del aprendizaje (tableros de comunicación, sintetizadores de voz) hechos a mano o producto de la tecnología.
De servicios puntuales (la terapia ocupacional que recibe un estudiante fuera del establecimiento educativo, pero contribuye a potenciar su desarrollo).
Según la intensidad y la duración, los apoyos pueden ser de cuatro tipos (Verdugo, 2002):
Generalizados: son aquellos que el estudiante precisa todo el tiempo y en distintos contextos, además de la escuela. Pueden referirse a prótesis, dispositivos para la movilidad, lentes, lupas, entre otros.
Extensos: se refieren a aquellos que se necesitan regularmente, en algunos contextos específicos. Incluyen, por ejemplo, atriles para tareas de escritura y lectura en el caso de personas con discapacidad visual, uso de sistemas de comunicación alternativa para personas con TEA, en asignaturas o entornos con altas demandas comunicativas y sociales, entre otros.
Limitados: hacen alusión a recursos que se requieren durante un tiempo específico y ante demandas puntuales. Por ejemplo, el uso de agendas visuales para estudiantes con discapacidad intelectual o con trastornos del espectro autista, mientras comprenden e interiorizan las rutinas, las actividades y los posibles cambios del ciclo educativo que están cursando, o apoyos puntuales para la transición de un grado escolar a otro, o de un nivel educativo a otro.
Intermitentes: son aquellos recursos esporádicos que se usan en momentos puntuales y se caracterizan por ser de corta duración. Pueden ser de alta intensidad en el momento en que se usen, aunque duren poco tiempo. Incluyen, por ejemplo, servicios terapéuticos para estudiantes con ciertos trastornos de ansiedad o del estado de ánimo, la ubicación de un estudiante con baja visión en lugares específicos de ciertas aulas de clase, de modo que pueda acceder a la información de modo óptimo, entre otros.
Finalmente, los apoyos pueden cumplir diversas funciones. Entre estas destacan las siguientes:
Regulación del comportamiento: incluye todos los apoyos que contribuyen a fortalecer la puesta en marcha de las funciones ejecutivas (vinculadas con habilidades para planificar y organizar diversas acciones en pro del logro de una meta, monitorear el propio comportamiento, inhibir respuestas inadecuadas cuando las tareas así lo exigen, ser flexible ante distintas demandas del contexto, entre otros) (Meltzer, 2007; Belinchón, Hernández y Sotillo, 2009). Entre estos se cuentan el uso de agendas visuales para la planificación de las rutinas del día a día, el uso de tableros de anticipación para predecir cambios o alteraciones en las actividades cotidianas, el empleo de controles y mandos para modificar ciertos comportamientos ante situaciones de ansiedad, etc.
Acceso a información: aquí se consideran todos los dispositivos (manuales o tecnológicos) que contribuyen a que todos los estudiantes puedan acceder a la misma información que los demás. Incluye los modelos lingüísticos e intérpretes (para el caso de estudiantes con sordera o sordoceguera), lupas, gafas y amplificadores de imagen (para el caso de estudiantes con baja visión), el uso de software especializado (p. ej.: el Jaws que traduce textos escritos a voz electrónica para personas ciegas) y todas aquellas herramientas que contribuyen a que todos los estudiantes logren las mismas oportunidades de acceso a distintos contextos escolares.
Adquisición de conocimientos específicos: se refiere a todos los apoyos que facilitan el aprendizaje de conocimientos específicos. Destacan aquí el uso de textos facilitados o el empleo de metodologías como la facilitación de la lectura, para adecuar guías, talleres o documentos a personas con discapacidad intelectual, el uso de diccionarios de emociones o de expresiones figuradas o con doble sentido para facilitar los procesos comunicativos de personas con TEA, entre otros.
Aprendizaje de rutinas y habilidades básicas cotidianas: incluye todos los apoyos encaminados a automatizar habilidades de la vida diaria, fundamentales para adaptarse al entorno inmediato y lograr independencia y autonomía. Incluye diversos sistemas de pictogramas que facilitan el aprendizaje de rutinas básicas como el vestido o la alimentación, el manejo del transporte público o la mesada mensual.
Acompañamiento y apoyo especializado: hace alusión a los servicios provenientes del sistema de salud para determinados estudiantes, cuyas condiciones afectivas o intelectuales precisan intervenciones fuera del aula. Se incluyen aquí terapeutas, psicólogos, fonoaudiólogos, neuropsicólogos, entre otros.
Flexibilización curricular: hace referencia a todas aquellas decisiones pedagógicas que deban adoptarse, en pro de ofrecer a todos los estudiantes (con y sin discapacidad) una educación pertinente y de calidad. Supone el ajuste de los objetivos y las metas de aprendizaje, dando la oportunidad al estudiante de alcanzarlos por las vías que se adecúen a su estilo y manera de acceder al conocimiento. En consecuencia, exige realizar ajustes razonables a los sistemas de enseñanza y evaluación de los aprendizajes, a las herramientas pedagógicas propuestas para ello y a la promoción, egreso y titulación del estudiante, entre otros (Moriña y Bascón, 2004; Tudela, Gil y Etxabe, 2004; Borsani, 2011).
Ajustes razonables: se definen como todas aquellas “modificaciones o adaptaciones necesarias, adecuadas y relevantes, que no impongan una carga desproporcionada o indebida, cuando se requieran en un caso particular, cuya finalidad es garantizar a las personas con discapacidad el goce o ejercicio, en igualdad de condiciones con los demás, de todos los derechos humanos y libertades fundamentales” (ONU, 2006, p. 5).
Actividad barreras de de inclusión y equidad en la educación
Ha terminado el segundo tema, y con este, el primer módulo. Es momento de valorar sus aprendizajes.
Recursos complementarios:
Rol de la secretaría de educación en la inclusión y la equidad
Culturas inclusivas y toma de conciencia